El viento trae un extraño lamento;
parece un pozo de sombras la noche,
y yo en las sombras camino muy lento.
Mientras tanto la garúa se acentúa con sus púas, en mi corazón.
En esta noche tan fría y tan mía,pensando siempre en lo mismo me abismo
y aunque quiera yo arrancarla
desecharla y olvidarla,
la recuerdo más.
Garúa...
Entre los encurdados y el malevaje desciende por la escalerilla la Percanta, envuelta en su saco acuchillado por la lluvia. Sumida en lisonja avanza hacia la barra, donde entre los reflejos de las lámparas ocurre el mismo viejo cruce de mirada con el tendero, mirada llena de hastío, de lealtad extraviada, de secreto compartido, al entregarle su abrigo. Mucho de historia decía la mirada del tendero, que sirviéndole un trago de vino sin ella pedirlo, le confesaba el mismo pensamiento.
como un duende que en la sombra
más la busca y más la nombra.
Garúa...
Tristeza...
Hasta el cielo se ha puesto a llorar.
Mientras el tendero ve el escolazo de su vieja lisonja, y rie mientras limpia algunas copas y las devuelve a su estante. La Madame avanza sobre el bacán, y el otario que cae en la jugada presto la recibe.
siempre solo, siempre aparte, recordándote.
Las gotas caen en el charco de mi alma,
hasta los huesos calado y helado,
y humillando este tormento
todavía pasa el viento, empujándome.
Los músicos toman un refresco, mientras el cuadre en el callejón apuñaleado se daba.
El Gotán empieza de nuevo a petición del tendero, en los bemoles del Percal...
La parejilla empieza la milonga, bajo la mirada del piantao narrador.
¿te acuerdas del percal?
Tenías quince abriles
anhelos de sufrir y amar,
de ir al centro, triunfar...
y olvidar el percal...
El tendero sin saber disimular la risa, recoje el gacho del cachuzo y se lo coloca. Levantar a la mujer del suelo y que el pobre purrete rajara fué una sola cosa...
La mujer mira a su viejo amante con remanye, y éste ni rana y ni otario que fuera, se arrima al canyengué del fuelle, y tomando su cintura con beguén, ambas miradas volvieron a ser berretín... Dejarón atrás el engrupir y lo entripao, y se entregarón como en los atardeceres de ayer otra vez al danzón.
1 comentario:
Demasiado interesante!
El tendero conoce la historia, el tendero ríe, calla y escucha.
Besos Sibú!
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