Así son las tardes llenas de tu ausencia, prevista o imprevista, así como tus sonrisas. Imprevista como esta lluvia en mi agenda dominguera, imprevisto como un 1 a 0, como llamada y visita. Como mis latidos incoherentes, como tus ayes... Como tus adelantos y retrocesos.
Y de pronto, te imagino pegada a la ventana, surcada por cientos de gotas frías... Tu negra cabellera confundida con los surcos que dejan las gotas, de caminos transitados; y siento que también bajo la lluvia incoherentemente me recuerdas... Porque es así... también la lluvia, también con la lluvia...
Y llueve en la nocturnal ciudad, pozos de agua con barcazas de hojas flotando por doquier... Gotas frías formando ondas que parecen latidos y que se aceleran en aumento como los mios. Lluvia fría que se parece a tus dedos cuando tienes frío... Acaríciame por todo el camino de vuelta...
Se tu la lluvia y hazme el amor toda la noche... Se tu esta lluvia y que el rumor de las gotas sobre el pavimento plagado de charcos sea tu respiración, agitada a momentos y calmada a otros. Que los relámpagos sean los gemidos de cada uno de tus orgasmos. Que esta noche sea la noche que no hemos podido tener. Porque si estas en todas partes, yo también. Amén.